El fotoperiodista Héctor Quintanar ha documentado una tradición diferente que tiene lugar en Coatepec, Veracruz, durante las celebraciones del Día de los Muertos en México. Aquí algunas imágenes que capturaron las celebraciones del año pasado dedicada a la Santa Muerte.

Coatepec, Veracruz tiene la fama de ser un pueblo cafetalero incrustado en la Sierra Veracruzana, donde circula el café y la caña de azúcar por el primer cuadro de la ciudad. El sector turístico ha crecido notablemente en los últimos años debido a sus atractivos culturales, así como por su exuberante naturaleza que apenas sobrevive y que aún se respira en sus calles y veredas.

Mayoritariamente católica, la localidad tiene una gran adoración a San Jerónimo, su principal Santo patrón ya quien se dedica la construcción de la parroquia principal, en un edificio del siglo XVII donde cada año los creyentes y fieles realizan procesiones.

Desde hace algunos años existe otro culto muy fuerte que se ha arraigado en las poblaciones de las periferias y que transgrede directamente las creencias católicas de la mayoría de la población: El culto a la Santa Muerte.

Milagros, ruegos de todo tipo, agradecimientos y hasta maldades hacia los enemigos son algunas de las acciones que se le agradece al Santo cada noviembre en el barrio Cárdenas de Coatepec. Los vecinos organizan desde hace algunos años una fiesta patronal a la entidad donde se ofrece comida, bebida, oraciones y una multitudinaria procesión que involucra a más de 1000 participantes que incluye carros, música y un gran arco de madera que se coloca en el panteón, casa de la muerte.

Las historias de sus milagros son demasiadas. Una de ellas es la de Don Alberto, de más de 60 años, quien asegura la Santa Muerte le curó de un cáncer en la vena aorta que casi acaba con su vida.

Esta creencia ha ido creciendo a medida que crece la procesión que se realiza todos los años en el pueblo de Coatepec ante unos ojos incrédulos de las familias que observan a miles de personas cargando esqueletos en sus manos o niños paseando en carros cantando corridos al Santo.

A otros, la Santa Muerte se les ha aparecido en sueños, otros recurren a él como último recurso ante la magnitud de los problemas o de los enemigos que quieren alejarse o desaparecer. El Santo es poderoso y no sólo hace cosas positivas, sino que también puede ser peligroso si uno se mete con ella sin el respeto que se merece.

"No somos delincuentes, la gente nos mira mal porque tenemos tatuajes o porque nos vemos pobres y jodidos," menciona Benjamín Olmos, uno de los organizadores del evento. "Pero la verdad somos seres humanos como cualquiera que cree en la muerte, qué es lo único seguro en la vida", concluye Olmos.

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